Cuando pienso en el tema de las relaciones, pienso en la necesidad de balance. Las relaciones generalmente comienzan con un sentimiento de intensidad: Esa primera cita, ese primer “te amo”, la primera vez conociendo a la familia, las discusiones que terminan en declaraciones de amor, entre otras cosas. Esta intensidad es maravillosa, nos da un “high” que se vuelve una parte esencial de nuestra atracción. A la vez, esta intensidad puede muchas veces cegarnos de la realidad de las necesidades, dinámicas y expectativas más profundas que tenemos en una relación. También puede ocurrir que pensamos que con el “amor” todo lo vamos a lograr. Sin embargo, muchas veces necesitamos mucho más que amor para crear y mantener una relación a lo largo de nuestra vida.
Es evidente que hay muchos temas, elementos y circunstancias que pueden afectar una relación: edad, las personas que conforman esa relación, las etapas que están enfrentando, infidelidades, temas económicos, la presencia o ausencia de hijxs, etc. De modo que, nos enfocaremos en tres elementos básicos con los cuales trabajo en mis sesiones.
¿A qué me refiero con aclarar gustos, valores y compromiso?
Me refiero a tomarnos el tiempo de ver qué tenemos en común con nuestra pareja. Aún cuando tu pareja no debe de ser igual a ti, si deben de ir en la misma dirección en la meta compartida que es su relación. A medida que una relación progresa, podemos sentirnos que estamos en una sintonía. Por esta razón, podemos asumir que esto se mantendrá a lo largo de la relación. Sin embargo, debemos de evaluar qué realmente compartimos con nuestra pareja. De la misma forma, puede ocurrir que sentimos que no tenemos nada en común con nuestra pareja y que no sabemos si debemos de continuar en la relación. Por esto les invito a hacerse las siguientes preguntas:
Frecuentemente, las personas tienen expectativas diferentes sobre cómo se ve el compromiso en la relación. Tener estas conversaciones a veces pueden sentirse como si van a comprometer la relación, o que tendremos que enfrentarnos a una realidad que no queremos ver. Si se crea esta reacción en ti, entonces queda claro que hay un tema, ya sea personal o de pareja, que debe de tratarse.
En un segundo aspecto, menciono “Reconocer de dónde nos nutrimos”. En mis sesiones muchas veces escucho a personas que se quejan de que su pareja no está tan disponible últimamente, o que sienten que no son prioridad para sus parejas. Evidentemente, debemos de evaluar si realmente está ocurriendo un descuido en la relación.
Sin embargo, muchas veces me encuentro que la persona que presenta la queja generalmente se rie nerviosamente cuando les pregunto si tienen espacios en donde encuentran satisfacción fuera de su pareja. Muchas veces la respuesta es “No, es que yo hago todo con mi pareja.” “Es que si mi pareja no está, se me van los ánimos.” “Es que las personas van a pensar que algo anda mal si me ven sin mi pareja”. En ocasiones, escucho el rol que toma su pareja en su independencia “Es que mi pareja siente que le abandono si le pido un tiempo para mí o si no le incluyo en mis actividades”.
Por lo tanto, para poder mantener un balance, es importante crear espacios y otras relaciones que nos nutran separados de nuestra pareja. Esto se pueden ven como hobbies, clases, metas profesionales, diferentes grupos de amistades, pasar tiempo con nuestras familias, nuestra espiritualidad, etc. Poner la responsabilidad de nuestra satisfacción exclusivamente en nuestra pareja, es una expectativa sumamente alta. La misma drenará nuestras relaciones y pudiese crear codependencia.
Debido a que a veces el proceso de independencia puede verse impactado por como nuestra pareja percibe la misma. Te invito a que hables con tu pareja sobre qué significa esta independencia, qué heridas o miedos está tocando esta decisión. De esta misma forma pueden conversar sobre cómo puedes acompañarle en estas emociones y reacciones. Evidentemente, sin comprometer algo que es importante para ti.
Por último, tenemos “definir el apoyo que queremos” por parte de nuestra pareja. A veces pensamos que nuestra pareja no está consciente de nuestros logros o luchas porque no estamos recibiendo la respuesta o retroalimentación que esperamos. De la misma forma, puede ocurrir que nos sentimos bien con el apoyo de nuestra pareja. Sin embargo, las personas a nuestro alrededor y sus comentarios crean una inseguridad. Y a veces decimos “Ah pero es que la pareja de tal persona hace esto, pero la mía no…entonces significa que hay algo mal en nuestra relación.”
Un primer paso que sugiero para identificar el apoyo que necesitamos, es considerar las siguientes categorías. Luego, asignar una, o varias, a los diferentes aspectos, proyectos y necesidades de nuestras vidas. E intentar hacerlo de la forma más específica posible.
Las categorías son:
Un ejemplo de cómo esto se puede ver:
Estoy segura de que iré redefiniendo estas categorías con el tiempo, y que las mismas cambiarán por cada persona, etapa y crecimiento. Estas categorías no tienen que ser definitivas, sino un lenguaje que podemos utilizar para alinearnos más con lo que deseamos y no con lo que se nos impone.
Con esta idea concluyo esta entrada de cómo comenzar a desarrollar un balance en nuestras relaciones. Estos tres elementos no son la receta final para adquirirlo. Sin embargo, nos pueden ayudar a comenzar a establecer conversaciones. Además, nos permiten desarrollar una intencionalidad a la hora de escoger cómo y con quien nos relacionamos.
Si quieres saber más del tema, te invito a ver este video en mi Youtube titulado “Cómo comunicar nuestros deseos y necesidades” .Y si aún deseas más claridad con respecto a tu relación y qué hacer con ella, te invito a escribirme un mensaje para ver cómo puedo apoyarte en tu proceso.
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