Esta frase la escribí hace unos años en mi journal. Recuerdo el dolor y la desesperanza que vino con lo que escribí ese día. Sentía que había creado unas expectativas o una fantasía que no se iban a cumplir, y de repente me quedaba sin nada. Me sentía perdida y sin saber cómo iba a enfrentarme a esta nueva realidad.
Y aún cuando escribí esas palabras pensando en una relación, la verdad es que esta sensación puede experimentarse en un montón de situaciones:
Es decir, en cualquier momento en donde creamos expectativas y las mismas no se dan. Las expectativas no son las enemigas en este momento, pues todas las personas las tienen. Mi problema fue que permití que mis expectativas me pusieran a mí en un segundo lugar. Me quedé esperando y priorizando lo que otra persona iba a hacer con su vida y su proceso. Y eso me hizo reflexionar en la siguiente pregunta:
Date un momento para sentarte con esta pregunta y ver qué surge. ¿Estás esperando ver si tu pareja cambia? ¿Esperando a que tu cuerpo se vea de una forma diferente? ¿A que tus padres finalmente te entiendan?
Cualquiera que sea tu respuesta, mi invitación es que ya no esperes más. La vida pasa entre el esperar esos “permisos” para poder vivir en base a nuestra autenticidad y lo que nos hace feliz. Y la verdad es que merecemos ser nuestra prioridad en cada momento.
Espero que este correo sea una invitación a hacer de tu bienestar y tu felicidad una prioridad. Y que si estabas esperando por un “permiso” para escogerte, entonces considera esta entrada en el blog como uno 😉
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