Esto es algo que me repetí mucho durante un tiempo muy difícil en mi vida “solo cinco minutos más, solo tienes que sobrevivir cinco minutos más”.
Luego de experimentar una ruptura sumamente difícil, me vi experimentando unos niveles de ansiedad y tristeza como nunca antes los había experimentado.
A veces pensaba que me iba a desaparecer de tanto dolor (okay, yo sé que físicamente es imposible pero en ese momento el corazón lo siente así).
Muchas veces, tomé decisiones que no me ayudaron. Calmaban mi ansiedad o mi dolor por unos minutos, pero luego, volvían a aparecer. Por ejemplo, cuando me sentía muy mal, contactaba a mi ex-pareja o intentaba encontrar alguna información de lo que estaba haciendo en las redes sociales (no sería una buena terapeuta si no hubiese experimentado con alguna de las cosas que les recomiendo no hacer a mis pacientes). Cuando obtenía una respuesta o veía algo en las redes sociales, me calmaba porque sentía que tenía algo de control, pero luego, cuando me dejaba de responder o cuando no encontraba respuesta en las redes, me ponía peor.
Esto hacía que actuara desde un espacio de ansiedad, y no de respeto y amor hacia mí misma. Y todo esto venía en base a ese pensamiento de que no iba a poder sobrevivir esta experiencia. Hasta que comencé a aplicar “solo aguanta por cinco minutos, y si no aguantas, entonces haces lo que necesites hacer”.
Cuando empezaba a sentir un malestar muy grande, ponía un cronómetro por cinco minutos, y en esos cinco minutos me permitía llorar, escribir, desahogarme con una amistad, distraerme, etc. Cuando veía que pasaban los cinco minutos me decía “¡Eso! Sobreviviste cinco minutos, vamos a ver si puedes con cinco más. Si se hace demasiado para ti, entonces hacemos lo que sea que necesites”. Y de poco a poco, llegaba a los 10, 15, 25, 30 minutos, una hora y hasta más. ¿Qué aprendí de esta experiencia?
- Que no siempre necesito lo que creo que necesito cuando me siento mal. Extrañar lo que nos resulta familiar es válido, pero el desear algo o hasta el hecho de que nos haga sentir mejor temporalmente, no significa que es lo que necesitamos.
- La mente necesita evidencias. Cuando intenté esta estrategia varias veces, aprendí a decirme “¿Recuerdas cuando en esa situación pasada pensaste que no ibas a aguantar? Pues en esta también puedes hacerlo”. Como me había demostrado que podía, me era más fácil creerme que podría aguantar de nuevo. Además, cinco minutos es un espacio de tiempo manejable, de esta forma, no le exigía demasiado a mi mente ni a mi fuerza de voluntad.
- Aprendí a tomar iniciativa y control de mi propio cuidado y consuelo. Claro que es maravilloso el poder recibir cuidado de otras personas, y saber de quién recostarnos cuando ya no podemos más. Sin embargo, hay veces donde no tendremos a alguien disponible o donde no podemos o no debemos contactar a la persona que queremos que nos consuele. Por lo tanto, en esos cinco minutos aprendí a escribir, a escuchar música, a ejercitarme un poco, a cocinar, a ver una serie, etc. Lo que sea que necesitara para sentirme mejor, aprendí a darme lo que necesitaba y creo que este es uno de los aprendizajes más importantes para poder tener relaciones saludables.
- Hay que ponerle un tiempo límite a la mente. Si simplemente nos decimos, tienes que aguantar, la mente procesa como si el sufrimiento será eterno. Por esto, es importante poner un tiempo corto al inicio (los cinco minutos) y decirnos que después de ahí haremos lo necesario para sentirnos mejor. Probablemente, al final de los cinco minutos la ansiedad o el dolor estarán un poquito más calmados, y por eso es bueno el notar este cambio y de ahí proceder a cinco minutos más.
Para concluir, les dejo lo siguiente: Actualmente estamos pasando por un momento muy difícil a nivel mundial. Los niveles de incertidumbre, estrés, dolor, frustración y soledad están incrementando y no estamos viendo una salida inmediata. Por lo tanto, te invito a intentar esta técnica de decirte “Solo cinco minutos, solo tienes que sobrevivir cinco minutos y de ahí vemos qué necesitas”.
Esto no es una estrategia que cura todo, pero creo que puede ayudarnos a comenzar a sentir cierto control sobre nuestros estados internos. También te ayudará a comenzar a resguardarte y a conocer mejor a aquella persona que nunca te va a abandonar, tu mismo o tu misma.
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