Hablemos claro, el amor es complicado. No nacemos sabiendo cómo hacerlo bien; vamos aprendiendo sobre la marcha. Desde que somos pequeñxs, nuestras familias, maestrxs y amistades empiezan a darnos pistas sobre cómo deberían ser las relaciones. Algunas de estas lecciones son valiosas, otras… no tanto. Es un largo recorrido el cultivar un amor consciente. Pero aquí estamos, intentando hacer sentido de todo ello y preguntándonos: ¿Estamos amando de la manera correcta?
Nuestra familia, con sus mejores intenciones, fueron quienes nos dieron el primer curso intensivo de amor. La manera en que se trataban el uno al otro y a nosotrxs puso los cimientos de lo que pensamos que es normal en una relación. A veces acertaron, otras veces no tanto, pero esas primeras lecciones siguen resonando en nuestras relaciones actuales.
No todo lo que aprendimos sobre el amor fue en casa. En la escuela, también tuvimos un buen entrenamiento social. Las amistades que hicimos y las experiencias que vivimos en esos pasillos nos enseñaron un poco más sobre cómo conectar con lxs demás. Aprendimos nuevas normas sociales y a revolucionar como veíamos nuestro valor en relación con otras personas.
Luego están los medios y las redes sociales, bombardeándonos con imágenes de relaciones “perfectas” y expectativas a veces imposibles. Aunque a veces sacamos buenas ideas de ahí, también hay que tener cuidado con no comprar todo lo que nos venden.
Nuestras amistades son como espejos de nuestras vidas amorosas. Con ellas compartimos triunfos, fracasos y un que otro consejo amoroso. También en estas conversaciones escuchamos y aprendemos las creencias sobre el amor que tienen este grupo de personas tan cercano a nosotrxs. Dea hí también creamos nuestras expectativas alrededor del amor.
Vamos a admitirlo: nadie tiene un Ph.D. en el amor. Todas las personas estamos aprendiendo y eso está bien. Lo importante es tener la disposición de crecer y mejorar.
Entonces, ¿qué podemos hacer para mejorar? Primero, entender nuestros propios patrones. La terapia puede ser una herramienta increíble para esto. También podemos buscar libros y recursos que nos ofrezcan perspectivas frescas y realistas sobre el amor y las relaciones.
Es crucial hablar abiertamente con nuestras parejas y ser honestxs sobre lo que queremos y necesitamos. Pero ojo, no esperemos que sean nuestras amistades o familiares quienes “arreglen” nuestras relaciones. Ese cambio tiene que venir de nosotrxs mismxs.
Aprender a amar es un viaje que no termina. Es un proceso constante de autoconocimiento, paciencia y, sobre todo, mucha comunicación. Al final, lo que importa es que estamos avanzando, aprendiendo de cada experiencia y mejorando no solo nuestras relaciones, sino también a nosotrxs mismxs.
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